Leaving on a jet plane

miércoles, 6 de junio de 2018

Kayla

Hace 16 años el vecino de mi amiga tenía una cachorrita de 3 meses de edad que daba en adopción, su nombre era Kayla, fui a verla y estuve un rato jugando con ella hasta que me fui, era hermosa, cruza de Coker Spaniel con Labrador, mi papá no me dejaba adoptarla y recordé que mi tía que vivía con nosotros quería un perrito, bajo ese pretexto (sabiendo que viviría conmigo también) la convencí de adoptarla, le dije a mi amiga que preguntara por ella, pero ya no la tenían, me sentí muy triste. Varios días después me contactaron para preguntar si aún la quería, se dieron cuenta de que la maltrataban y la recuperaron, y claro que dije que sí, ese mismo día fui por ella pero el señor me dijo que la quería bañar porque se había llenado de garrapatas. Cuando al fin la tuve conmigo fui muy feliz, y nerviosa me la llevé en el camión. Yo estaba completamente encantada, y al llegar a mi casa, estaba armada de valor para convencer a mis papás de dejarme tenerla. Claro que mi papá no quería y mi tia me reclamaba que se suponía que era de ella pero yo ya no podía dejarla. Mis hermanos tampoco pudieron convencerlo, hasta que mi mamá intervino y así fue como entró a nuestra familia. Mis hermanos y yo compartíamos cuarto, teníamos un mueble donde estaba la tv, tenía unas puertitas con un espacio lo suficientemente grande donde le pusimos unas cobijas para que durmiera, era como una casita. Pero lloraba, no le gustaba dormir sola, así que ya que se iba mi mamá, la subía a dormir conmigo, me orinó la cama varias noches y mi mamá se molestó mucho, empecé a enseñarle a ir al patio, la sacaba por las noches y me sentaba a esperar que orinara y le repetía "haz pipí", hasta que se acostumbró, empezó a ir sola al patio, aún así todas las noches la acompañaba, siempre salíamos al "maño" jajaja y por las mañanas salía corriendo para que le abriera la puerta y salir a hacer sus necesidades. Aprendió muy rápido a dar la patita, las dos patitas. Cuando llegaba de la escuela lloraba de alegría al verme, siempre estaba con nosotros, se nos subía a las piernas a dormir, especialmente cuando tenía cólicos, y al estar acostada encima de mí, me daba calor y se me calmaba el dolor, era como si supiera. Nadie me podía abrazar porque se enojaba y ladraba mucho. Si me veía llorar, llegaba a darme besos o repegarse en mí. Al terminar la prepa me fui a Ciudad de México por 20 días, en una llamada con mi familia me dijeron que pusieron un video donde salía yo haciéndole cariños a ella y se volvió loquita , entonces me pusieron en altavoz y al hablarle se puso a llorar. Toda mi familia la conocía, me la llevaba a reuniones porque era muy tranquila. Estuve un año sin estudiar realmente y al siguiente me fui de la ciudad a estudiar otra carrera, iba a casa cada 15 días, sus recibimientos eran los más cálidos, y siempre que estaba yo en casa, a nadie le hacía caso. Muchas veces pensé en traérmela porque ya no iba a regresar a vivir allá, pero cada vez que iba, la encontraba más apegada a mi mamá, la seguía a todas partes, era su compañera, y yo pasaba todo el día en la calle, no me parecía justo. Hace un año le ayudé a mi mamá mamá mudarse a una casa con poco patio, le dije que me iba a llevar a las dos perritas por mientras, y ya que se regresara a su casa le traía de vuelta a la enana y me quedaba ya con la Kayla, ya me sentía con más tiempo, cuando ya nos íbamos y le pedí a las perritas, la vi dudando... las subí a la camioneta y vi la cara de mi mamá, estaba a punto de llorar mientras veía a mi Kaylita, se le veían todas las ganas de detenerme, así que me detuve y le pregunté qué pasaba y dijo que nada, entonces le pregunté, ¿quieres que te deje a la Kayla? Y dijo que sí, luego se la di y se le salieron las lágrimas, nunca lo quiso admitir pero crearon un lazo muy fuerte y tuve razón todos esos años en no querer separarlas. Ese día supe que probablemente ya no íbamos a vivir juntas la Kayla y yo. Pasó momentos críticos de salud y salió adelante siempre, este año ya se le veía mucho la edad, caminaba lento, casi no veía, pero jamás dejó de recibirme cálidamente, me escuchaba y lloraba mientras le hacía cariños. 
Mi mamá me llamó el lunes para decirme que se veía mal y ya no se levantaba, y un día antes ya no quiso comer, dejé todo y me fui. Llegué y estaba acostadita, ya no abría los ojos, sólo veía su respiración, estuve con ella y cuando nos quedamos solas la recargué en mi y la acaricié, le hice los cariños de siempre y le dije "eres la más hermosa del mundo y te amo mucho, gracias por darme tanto todos estos años, quisiera que no tuvieras que sufrir así, siempre vas a estar conmigo, te amo mucho", y la acaricié, y saben, un momento después dejó de respirar. Ya pasaron dos días, mi corazón sigue apachurrado, sinceramente nunca pensé que llegaría este día, pero estoy muy agradecida de haber podido estar con ella hasta el último momento, de que me haya esperado.


Kayla, 6 meses de edad. (2002 - 2018)

Kayla & Yo. Le asustaban las cámaras. 


Te voy a extrañar cada día, mi Kaylita hermosa...

miércoles, 28 de febrero de 2018

Hoy hace 3 años.

Elba Lairock
¿La nueva era? ¿Otros tiempos? ¿Más libertad? ¿En serio? Analizando un poco, aclaro, sólo un poco, comparando los tiempos de mis padres con estos de ahorita, no ha cambiado tanto, aquí es "libre" quien quiere.
Todos presumen que estos tiempos son diferentes, que se es más independiente, pero es mentira, yo veo más humanos de 23 años en adelante, aun controlados por sus padres, preocupados por no defraudarlos, haciendo su vida en base a lo que ellos esperan, o piensan es mejor, siendo miserables haciendo cosas que no disfrutan, casándose por inseguridades y porque ya "están en la edad". Yo lo viví, por mucho tiempo hice mi vida de manera que mis padres se sintieran orgullosos, estudié una carrera que para ellos fuera real (agradezco con todo mi corazón lo que mis padres hicieron y siguen haciendo por mí, no me malinterpreten), y los entiendo, hay muchos miedos de por medio, pero no debemos temerle a un futuro incierto o a un futuro diferente a lo tradicional. Yo empecé a enfrentar todos mis miedos el día que realmente comprendí que mis decisiones han sido y son sólo mías y quien va a vivir con el mayor impacto de sus consecuencias, soy yo, que mi estado de ánimo sólo depende de mí, que mi felicidad está en mis manos y de nadie más, que al final quien tiene que cargar conmigo soy yo, y si me traiciono a mi misma, jamás podré ser feliz.
Mucha gente sufre cuando termina con su pareja, y madura con el tiempo al superar una ruptura, es lo mismo con los padres, el desapego psicológico (por llamarle de una manera) es difícil, y ese tipo de desapego no va de la mano con terminar mal con ellos, simplemente nunca perderles el respeto y enseñarles a realmente respetarnos.
Una vez leí algo que se me quedó muy grabado, «Si tu felicidad lastima a las personas que dicen amarte, entonces realmente no te aman». Es tajante pero tiene razón, porque las personas que más nos aman, son nuestros padres y al final ellos terminan aceptando nuestras decisiones aunque no les parezcan las más sabias, ellos serán felices si nos ven felices y si no, pues son demasiado testarudos, pero es una decisión de ellos y quienes van a vivir con ella, pues son ellos.
Podrá sonar muy trillado todo que acabo de escribir pero, irónicamente el apego a los padres es mucho mayor en estos tiempos modernos que en anteriores épocas, además parece que muchos no logran entender que son dueños de sí mismos, el tiempo se los dirá.

lunes, 12 de febrero de 2018

La Caja

Sonó el timbre en mi trabajo y sólo deseé que no fuera nada. Me asomé y vi a una mujer parada con una caja en manos, la cual tenía el logo de una cafetería a la que he ido sólo con ella, y pensé en ella pero no sospeché nada, creí que la mujer me iba a presentar algún producto del café y me lo iba a promocionar, trabajo en el centro y vienen muchas personas haciendo publicidad de sus negocios, jamás me han traído muestras gratis, no sé porqué pensé que esta vez sería la primera. Abrí la puerta y ella preguntó, "¿Quién es Elba?", le dije que yo, me entregó la caja mientras decía, "esto es para ti" y se fue. Todo pasó muy rápido, la mujer parecía tener prisa.
Entré con la caja en manos, sabía que era de parte de ella, la puse en el escritorio mientras dentro de mí no podía creerlo, realmente no me lo esperaba. Y la abrí, le di un vistazo rápido, había una nota dentro, me senté y recargué la cabeza en el escritorio por cinco minutos. Sentí mucho pánico, así como cuando me hice consciente de mis sentimientos la primera vez. Levanté la mirada, metí la cara en la caja y la abracé por varios minutos, con el pánico en mayúsculas y pensando en el gesto que hacía después de besarnos, luego cerré la caja. Tenía miedo de lo bien que me sentí, y de lo profundo que ha estado tocándome el alma, miedo del momento en el que vuelva la normalidad del corazón roto. Ya que pasó el trance, leí la nota, indagué en el regalo.
Me quedé con sólo un pensamiento y mucho sentimiento. 

Elba.

Eres lo más hermoso que tengo.

sábado, 14 de octubre de 2017

Viernes

Nos vimos, y no voy a hablar de que todo fluyó como agua de río, que de repente chocamos con pequeñas rocas, no diré que me dijiste y te dije y hablamos y reímos. Sonreímos.
Voy a hablar sobre los silencios en blur en mi mente.

Estaba ahí cerca desde antes, hice tiempo y cuando llegué y subí a las rocas para buscarte, te vi, y no estaba segura si eras tú, pero vi tus lentes de sol y tenías que ser tú. Al principio traté de no verte mucho, para que las pupilas no me delataran. Te escuché atentamente, te escuché hasta con los ojos. Cuando la ciudad nos observaba de noche, el viento corría y tú decías, tu barbilla peculiar se movía, y mis ojos se paseaban, el silencio enardecedor en mi cabeza me regresaba a tus palabras, y yo sólo asentía y sonreía, memorizando cada detalle en tu rostro, la manera en que te quitabas el cabello de la cara y este volvía en menos de 5 segundos y chocaba con tus lentes, parecía no molestarte. Me perdía en tus mejillas y tu nariz, tu voz en blur por unos segundos. El hilo de la conversación ahí, tus ojos, mis manos en mis muslos, yo acercándome a ti y regresando a mi lugar, era como un vals de tus palabras y tus gestos, con mis ojos y mi torso. Era como si mi mirada, mi cuerpo y mi mente flotaran al ritmo de tus ademanes.

Imaginaré un cuento donde estamos de frente y hablamos, pero no entiendo lo que dices porque tus gestos me tienen en un vaivén de emociones, como aquel día en el que el viento era tu cómplice.

Elba

miércoles, 4 de octubre de 2017

Preludio

Recuerdo la primera vez que te vi, me senté un momento en el piso del escenario y todos subieron, yo estaba ida, de reojo vi como alguien se paró casi en frente de mí, y de repente mis ojos se enfocaron, vi el tatuaje de tu pierna, lo contemplé unos segundos y vi tus piernas y te vi, de espaldas, con los brazos ligeramente inclinados hacia atrás; recuerdo que miré al piso y te volví a ver. ¿Cómo es que no te había visto antes? Estaba segura de que no te había visto antes, "¿de dónde salió?", me pregunté. Ahuyenté a mis pensamientos ese día. Después, llegó el día en que el telón se abrió y ahí estábamos todos jugando a ser artistas en el escenario, era una locura y hubo un momento en el que sentí una mirada y detrás del telón izquierdo, ahí estabas tú, tenías la mirada clavada hacia mi dirección y yo clavé mis ojos hacia la tuya.

Elba.

lunes, 3 de julio de 2017

Antes de dormir

Era ella, con los ojos entre abiertos, a veces le asustaba el sol, 
la tenue luz de la mañana, el aire y el viento. 
Por sobre todo tenía miedo de la luna, temblaba con la noche, 
le aterraba un suspiro, le aterraba el silencio.

El cantar de las aves con un corto efecto hacía su sonrisa efímera, 
en la mirada encerraba su universo... y llovía a cántaros,
aunque a veces sólo era el estruendo discreto de su cielo cerrado, nublado. 

Nublados sus ojos cristalinos, como en un eterno a punto de precipitar, 
me miraban sin observar, me miraban por mirar. Era ella. 
Me hacía sonreír sin siquiera decir, con tan sólo existir frente a mí. 
Su miedo, el dolor, el duelo, su ternura, su tranquilidad inquieta... su cautiverio. 

Es ella. 

Tiene varios lunares que te hablan en silencio, 
mis manos suelen jugar con su cabello, 
ya cerca del cuello se pueden tocar arpegios, 
y entonces suena la canción que le hace cerrar los ojos y soñar, 
soñar sin dormir, imaginar. Imaginar. 

La he estado escribiendo en mi cabeza, antes de dormir, 
arropando sus sueños, abrigando sus miedos, 
jugando a las escondidas con los míos, siempre perdiendo. 
Besé su piel, sus hombros templados, 
enredé sus manos en las mías, respiré su olor, 
abracé su cintura, contemplé su silencio, 
pinté sus gestos en el lienzo de mi pensamiento, 
le tengo guardados un abrazo y un beso para cuando está lloviendo.


Con el alma rasgada, no tengo remedio,
con el corazón agrietado, apretado, no quiero tenerlo.

Elba






domingo, 27 de noviembre de 2016

No sé qué hago aquí, algo debe recordarme a ti.

Entonces llega la madrugada, con sabor etílico, y me pongo las ropas de dormir, son las mismas de la semana pasada, mis perros siguen acampando en mi cama.
Son prendas con calor de soledad y melancolía, el cuerpo cae y la mente no puede descansar, ellos son equilibrio, cordura, sus pelos en la cama me recuerdan que tengo que parar, cambiar las sábanas, ponerme los tenis y sacar la cara de las almohadas. Pero despierto y no quiero dejar de soñar, la cama tiene imán con estos huesos, el agua de la regadera duele, el shampoo se acaba, el perfume está sin usar, el polvo en el mueble de la tele, en el buró, mis manos cerradas, los cadáveres de comida chatarra, las botellas de ron y tequila a la mitad, mi guitarra sin cuerdas, mis bocinas descompuestas, la música en silencio, la soledad con ellos, el confort, mi pecho apretado, las ganas de saltar.
Duele caminar, duele respirar, la marea me lleva y luego me trae y la luna es quien siempre está, la comodidad de la oscuridad, cuando en el cielo brilla la oscuridad. Es que ya nada tiene sentido, se pierden algunos motivos, el cuerpo pesa por la mañana y sobrevivo. Aturde todo alrededor, luego oprime al interior y de repente no sé dónde estoy, de pronto no sé si estoy. ¿Vacío? Tal vez hay un vacío, quizás todo está muy lleno. Entre tanto te he escrito.

Elba.