Leaving on a jet plane

martes, 29 de diciembre de 2015

Nada que hacer

No hay nada que hacer, ni que remediar, si es cosa de niños aventar el tablero después de jugar. Aceptar que ya viene, que se acerca el final. No es falta de amor, nos falta paciencia, y a últimas fechas... me falta la fe.
Si el amor no fuera moneda corriente, si tan sólo el olvido encontrara la ocasión de tomar por sorpresa lo que le pertenece, lo que escondo y ahogo en un mar interior.
Si quererte fuera más sencillo, si las distancias no fueran golpe bajo el cinturón. Si entendiéramos de una vez y por siempre que el tiempo que pierdes te guarda rencor.
Y si llegara a pasar que de nuevo perdemos la ruta trazada, los objetivos, las marcas, y en sitios distintos nos alcanza el adiós, y nos corta las alas y nos marca la frente. Si un día nos queda el traje del gran perdedor, y nos sentimos extraños y nos volvemos lo mismo y hasta el espejo confunde el ayer con el hoy, ¿por qué no volver a buscar un principio? Tenemos mapas marcados por toda la piel, es historia de ambos, pasado y futuro, crónica exacta de lo que pudo ser.

Edel Juárez.

martes, 10 de noviembre de 2015

Utopía

Me extrañarás cuando te encuentre a su lado en cualquier lugar, quizás vayas de su mano, tomando su brazo, su hombro o a una distancia cercana que disimule lo poco que sabe sobre tus ganas de volar, cuando me veas pasar de lado sin saber cómo reaccionar, cuando tú no sepas cómo reaccionar, me vas a extrañar, cuando seas indiferente a mi existencia pero no puedas evitar mirar mis ojos queriendo encontrar algo que quisieras guardar y esfumar. 

Me vas a extrañar, como la hoja arrancada del libro de tu vida que pudo haber sido una historia difícil de borrar; cuando, aunque tiramos la tinta porque ya no quisimos escribir más, vuelvas a mis letras refugiándote en la utopía en nuestros abrazos, el delirio de los besos, las caricias de quimeras, los sueños sin nacer, me extrañarás.

Sí, me extrañarás, me harás la extraña que, paulatinamente, te miró más de una noche en aquel bar de la ciudad. Tengo una certeza. Sé que me extrañarás como nadie nunca me ha hecho ser una extraña más.

Elba.


lunes, 2 de noviembre de 2015

Efímero

No voy a negar que extraño aquellas conversaciones hasta altas horas de la madrugada, ese hermoso «tengo que dejarte dormir» a las 4 de la mañana, debo admitir que te escucho en algunas canciones, tanto como que lo más probable es que tú a mí no, sin analizar mucho la situación, sé casi con certeza que sólo fui una válvula de escape, y la razón por la que sigo escribiéndote es que tú para mí fuiste algo un poco más. 
No diré que fue un error de mi parte, yo sólo me dejé llevar por la situación, sin apegos, sin palabras como cadenas, sin buscar poner un candado a nuestro alrededor para no dejarte escapar, yo te dejé ser libre, tanto como pudieras dentro de tus propias rejas, prisión que has construido con el paso del tiempo. 
No había nada, ni la forma de un lazo, sólo las ganas, los besos que se quedaron en la imaginación, los abrazos que no se hicieron esperar, la esencia de tu piel, tus manos, la punta de mis dedos. Dejar que te desvanezcas con el tiempo no va conmigo, pero ir contra mí misma es parte de romper un patrón, el que me tiene recorriendo diferentes caminos pero llevándome al mismo destino, y esta vez yo me voy. 
Todo y nada pasó, pero me voy. Te suelto, te dejo ir, porque en realidad nunca llegaste, y me dejo ir porque no me debo quedar. A veces aplicar filosofía barata puede ser algo sabio, un detonador, justo lo que necesitamos para caminar sin regresar. 
Y seguir hasta que el tiempo hable sin voz, confirmando a gritos callados lo que sin querer entender, había concluido. No era para ti, me va a decir, no fue más que otro espejismo, una estrella fugaz.

Elba. 

sábado, 24 de octubre de 2015

Mamá.



Hoy cumple años mi felicidad, mi único amor incondicional, la que me ha enseñado, el significado de ser hermana, de ser hija, de ser persona, a dar sin esperar recibir algo a cambio, que la comida sabe mejor compartida, que el dinero va y viene y las cosas materiales están por debajo de un beso, un abrazo, una sonrisa, de la paz y tranquilidad.
Me ha enseñado a sonreír a pesar de lo que pueda estar pasando, a bailar, a levantarme, a tener algo porqué vivir. Que mi papá no es malo sólo está un poco loco... que yo estoy loca, por ella sé que existen las personas que no se ven ridículas cuando lloran con las películas, que la música y el ser un poco hippie alivia el alma, que las mamás pueden disfrutar el ska, el reggae, el funk y hasta Rammstein más que una balada, que Pedro Infante es la onda, que muchas de las series que me encantan son aburridas y la telenovela de "Yo soy Betty, la fea" puede ser muy divertida, que cuando se es niño el bullying se cura con un buen chingazo... uno nada más, aunque no salgas ileso, que preparar una pócima con veneno para ratas y dejarlo en la azotea para cuando quieran robar la casa es malo, muy malo, que hacerle trampa en el basket ball no es muy diferente a hacer enojar a Hulk, que si tiras una patada puedes caer sobre una nalga, que si la hacen enojar mientras cocina, una zanahoria puede quebrar una ventana, que la zanahoria se convertirá en un cholo que iba pasando cuando llegue mi papá y 10 años después volverá a ser zanahoria.
Que la libertad es algo sagrado, que ser bueno no es tan malo ni tan difícil, que guardar rencor no sirve, que los pequeños detalles en realidad son gigantes, que perdonar es posible... pero sobre todo de ella he aprendido que decir "amor incondicional" es redundar porque por ella sé lo que es realmente amar. 

Te amo mamá, feliz cumple.


Elba. 24 de Octubre, 2013.


Diciembre/2008


Junio/2015

sábado, 10 de octubre de 2015

Con la punta de los dedos

El tren va en otra dirección, la lluvia no cesa, el viento golpea cada uno de tus pliegues y caminas con los ojos cerrados.


Estoy tocando con la punta de mis dedos la superficie de tus manos, tu piel, porque es así como se alcanza el cielo, de un salto pequeño, de puntas, de pie, a tropiezos descalzos. No sé quién eres, no sabes quién soy. Y ahí vamos, nos dejamos llevar por la marea, tú te aferras a un pedazo de flotador, yo a mis fuerzas que quiero dejar descansar, y aunque a momentos voy contra mi corriente, termino recostándome sobre las olas de tu agua fría. No sé lo que piensas, no sabes quién soy. Estoy abrazando tus manos entre mis dedos, disimulando con las yemas de ellos y cuando te siento, le regalo un minúsculo beso a la superficie de tu piel. Me rodeas, son tu perfume y tu olor, todo alrededor y me lanzas una mirada fija que no sé lo que dice, ni la intento descifrar, disfruto el momento, sigo queriendo dejar el agua pasar. Y la dejo pasar, y a veces pasas sin voltear. Si no quieres mirar hacia acá, no me dejes posar los ojos sobre tu mar, mucho menos me dejes nadar, pero si algo en ti me quiere dejar entrar, si algo en ti ya lo hizo, déjame indagar, y mientras lo hago, toca mis labios con la punta de tus dedos, toca mi cielo de un salto pequeño, con los pies descalzos, tropezando o sin tropezar, da igual, sé quién eres, sabes quién soy, al final. Toca mi piel con la punta de tus dedos, besa mi aliento, aunque nada llegue a cambiar, al final todo esto permanecerá.


Elba.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Sola, en una sala que se hace pasar por mía, estoy aquí inundada de inspiración, y no sé si el pensamiento que obstruye el camino de la creación sea el mismo que se disfraza por fuera para no hacerse notar como una musa que ataca al bohemio para que no pueda deshacerse de ella hasta que de alguna manera la haya inmortalizado. No sé, pero estoy sola, he estado compartiendo tanto tiempo conmigo misma últimamente que no se hace esperar la factura que quiere gritar a todos los vientos que se ha sentido abandonada por al menos dos años; bueno, aquí estoy ¿qué más quieres de mí? Antes te busqué, pocas veces te encontré y hoy que me tienes toda para ti, deberías hacer lo tuyo y dejar de reclamar.  Deja de reclamar, déjalo todo, menos a mí, eres mi fiel compañera.

Hola, aquí estoy, jamás me he ido, siempre te escuché, siempre te quise. Nunca.

sábado, 25 de julio de 2015

Ayer

Llegó y dijo "hola", con una sonrisa genuina, tan genuina como su mirada, como su voz, se hizo espacio en el sofá que descansaba frente a la ventana, se sentó, acarició el respaldo descocido, y se quedó observando hacía afuera, sonriendo, comenzó por arreglar aquel sofá, los hilos eran blancos y el sofá casi negro, un tanto desgastado.

Entró, se hizo paso, dejó camino, sus huellas marcaron el suelo húmedo, se adentró en la oscuridad con tan sólo la luz de su interior, qué más podía pedir yo, llegó hasta el final, husmeó en el fondo, miró el desastre, intentó poner cosas en su lugar sin entender que el desorden era un estado natural, insistió, indagó, escarbó, se instaló, pintó las paredes de color cada vez, aun cuando se perdía, fue insistente y juntó los pedazos por primera vez, al hacerlo se cortó, una y otra vez, porque fue constante, no dejó de hacerlo, hasta que se quebró un poco también. Y así vivimos, sus pedazos se perdieron con los míos, instalados fueron uno solo.

miércoles, 22 de julio de 2015

No, no te extraño…

De pronto empiezas a abrazar todo eso que odiabas y quieres llorar, quieres dejar todo de lado y empezar una vez más, porque es amor lo que sientes, extrañar te vuelve loco y recordar un poco más, abrazas absolutamente todo y dices, “así es como quiero vivir el resto de mi vida, eso es todo lo que quiero y lo puedo tolerar, porque todo lo bueno implica sacrificio, así puede ser, así puedo ser feliz…”, pero te detienes a pensar, y ya lo tenías, el resto de tu vida fue truncado, modificado, era tuyo y lo dejaron ir, se dejaron ir porque simplemente era lo mejor, lo más sano. Y esperas un rato a que el nudo se disuelva, quieres ese resto de tu vida de vuelta… pero si regresa y todo es igual, si regresa y lo soltamos, y si no sólo lo soltamos, lo azotamos contra la pared y sangra, quizás sea mejor así, quizás, tal vez… sólo tal vez.

Y te echas a intentar dormir otra vez, son las dos de la mañana y todo es normal aquí, todo es normal.


Tratamos de arreglar los días, pero al final siempre regresa la sensación de que algo muere al interior, justo antes de tocar la almohada.

martes, 21 de julio de 2015

Triste

No quiero que mis ojos hablen, pero lo hacen, y nadie lo ve.

La noche del domingo fue una difícil, las últimas semanas lo han sido pero esa noche en particular me rompió toda por unos minutos, son pocas las cosas que son más difíciles que el desapego, y enamorarse de alguien que no hace tanta pareja contigo es muy triste