Leaving on a jet plane

lunes, 8 de agosto de 2011

Será como ver el mismo Infierno, así voy a arder en tu Corazón

Hoy Lunes 8 de Agosto de 2011 retomé este escrito comenzado el Viernes 13 de Mayo del mismo año. Si me pongo paranoica y a sumar descubriré que la suma de estos dos días da como resultado un número 21. Pero no lo haré, ahora déjenme hablarles sobre aquello...

Sí, de pronto todo se siente así, interminable, desesperante... pero a la vez una calma profunda. Llevaba algunos días tratando de unir los puntos de aquello, pensando que talvez sólo así se iría, me había cansado de verle ahí todo el tiempo, algunas veces no lograba dormir sintiendo que los malditos puntos me miraban, sí, lo sé, algo loco. Trataba de unirlos con un hilo pero no lo lograba mucho cuando se rompía, era frágil, delgado, por lo que decidí tirarlo y como no podía deshacerme de ellos opté por pintarlos, desaparecerlos, así ya no los vería mas.
Hecho ya, vi la pintura carcomerse, evaporarse, di un paso hacia atrás, lancé una maldición y sentí un escalofrío, acaricié mi brazo izquierdo; una vez sin la pintura los puntos comenzaron a unirse claramente por una línea de color, rápidamente se trazaba alcanzando cada uno y uniéndolos en desorden, fue algo confuso, y pensaba ¿Qué demonios está sucediendo? No tiene sentido, los puntos deben unirse con un orden, todo es paso a paso.

Estuve en ese cuarto oscuro al menos una hora, observando cómo sucedía todo y en mi mente las ideas tropezaban unas con otras, quería seguir con la mirada el curso de la línea pero me interrumpía el pensamiento y la razón...
Al fin lo entendí, se estaba formando una figura y no podía expresarse mejor. En silencio, con la mirada baja comprendí que jamás iba a poder lograrla con ningún tipo de hilo, esa figura tenía curvas y los hilos solo lograban rigidez o todo lo contrario, además pasaría el tiempo y en algún momento se rompería, no sabía por qué pero no querría que después de lograrla se destruyera.

Mirando el suelo, cantando entre dientes me detuve y me sentí ingenua ¿De verdad creí que iba a durar? He vivido suficiente para no ser ingenua y en ese momento no podía evitar sentirme así. Pero ahora todo era distinto, las líneas estaban ahí, definidas inagotables, fortalecían un poco y se atenuaban después, como si trataran de darme un mensaje escondido detrás de lo obvio, abrí un poco más los ojos y observé el producto de los puntos, no me daban nada, no entendía lo plasmado, lo unido ahí, ni siquiera algo que se le pareciera. De pie frente a aquello... lo observé tanto que me perdí y pronto la mirada hacia la nada me hizo ver la figura medio borrosa y desde otra perspectiva, entonces viendo lejos y de reojo descubrí un perfil en ella, mi cabeza se movió hacia un lado, mis hombros se levantaron un poco, sentí frío y calor... Me estremecí y algo dentro de mí se desprendió, finalmente me rendí y los ojos cerré, entonces ya no los pude abrir.

Era tu rostro, eran tus ojos, tus labios, tu nariz, eras tú, eras. Hundida en el más profundo de los sueños, perdida me vi entre mis pensamientos, nadando en mis versos, acostada sobre ellos, me llevaban y traían; de pronto me sentí paralizada, todo se volvió vidrio, hasta yo y fuertemente se quebró, cayendo en el vacío intenté volar, di vueltas lentas cuando un latido muy potente me recorrió en un solo golpe y de repente me vi suspendida en la oscuridad, en ningún momento intenté moverme de lugar... esperé. A lo lejos se escuchaba un sonido, cada vez mas cerca y cuando menos lo creí una melodía conocida se me estrelló, una explosión alrededor, era una guerra contra mí, que a la vez no me dejaba ir... No podía salir.

Y así me encontré enredada en tus palabras, sin tomarme de la mano tu mirada me guiaba, entre tanto tu silencio me aturdía, entonces sentí que la vida se me iba, fue cuando me aferré a tu respiración, bebiendo de tu boca la inspiración, suave y tierna, maldita; la inspiración, suave... tierna... maldita. Sí... todo se sentía interminable, pero ya no desesperante, pues al final de cuentas tu alma será mía, más temprano que tarde tu alma será mía.