Leaving on a jet plane

sábado, 24 de octubre de 2015

Mamá.



Hoy cumple años mi felicidad, mi único amor incondicional, la que me ha enseñado, el significado de ser hermana, de ser hija, de ser persona, a dar sin esperar recibir algo a cambio, que la comida sabe mejor compartida, que el dinero va y viene y las cosas materiales están por debajo de un beso, un abrazo, una sonrisa, de la paz y tranquilidad.
Me ha enseñado a sonreír a pesar de lo que pueda estar pasando, a bailar, a levantarme, a tener algo porqué vivir. Que mi papá no es malo sólo está un poco loco... que yo estoy loca, por ella sé que existen las personas que no se ven ridículas cuando lloran con las películas, que la música y el ser un poco hippie alivia el alma, que las mamás pueden disfrutar el ska, el reggae, el funk y hasta Rammstein más que una balada, que Pedro Infante es la onda, que muchas de las series que me encantan son aburridas y la telenovela de "Yo soy Betty, la fea" puede ser muy divertida, que cuando se es niño el bullying se cura con un buen chingazo... uno nada más, aunque no salgas ileso, que preparar una pócima con veneno para ratas y dejarlo en la azotea para cuando quieran robar la casa es malo, muy malo, que hacerle trampa en el basket ball no es muy diferente a hacer enojar a Hulk, que si tiras una patada puedes caer sobre una nalga, que si la hacen enojar mientras cocina, una zanahoria puede quebrar una ventana, que la zanahoria se convertirá en un cholo que iba pasando cuando llegue mi papá y 10 años después volverá a ser zanahoria.
Que la libertad es algo sagrado, que ser bueno no es tan malo ni tan difícil, que guardar rencor no sirve, que los pequeños detalles en realidad son gigantes, que perdonar es posible... pero sobre todo de ella he aprendido que decir "amor incondicional" es redundar porque por ella sé lo que es realmente amar. 

Te amo mamá, feliz cumple.


Elba. 24 de Octubre, 2013.


Diciembre/2008


Junio/2015

sábado, 10 de octubre de 2015

Con la punta de los dedos

El tren va en otra dirección, la lluvia no cesa, el viento golpea cada uno de tus pliegues y caminas con los ojos cerrados.


Estoy tocando con la punta de mis dedos la superficie de tus manos, tu piel, porque es así como se alcanza el cielo, de un salto pequeño, de puntas, de pie, a tropiezos descalzos. No sé quién eres, no sabes quién soy. Y ahí vamos, nos dejamos llevar por la marea, tú te aferras a un pedazo de flotador, yo a mis fuerzas que quiero dejar descansar, y aunque a momentos voy contra mi corriente, termino recostándome sobre las olas de tu agua fría. No sé lo que piensas, no sabes quién soy. Estoy abrazando tus manos entre mis dedos, disimulando con las yemas de ellos y cuando te siento, le regalo un minúsculo beso a la superficie de tu piel. Me rodeas, son tu perfume y tu olor, todo alrededor y me lanzas una mirada fija que no sé lo que dice, ni la intento descifrar, disfruto el momento, sigo queriendo dejar el agua pasar. Y la dejo pasar, y a veces pasas sin voltear. Si no quieres mirar hacia acá, no me dejes posar los ojos sobre tu mar, mucho menos me dejes nadar, pero si algo en ti me quiere dejar entrar, si algo en ti ya lo hizo, déjame indagar, y mientras lo hago, toca mis labios con la punta de tus dedos, toca mi cielo de un salto pequeño, con los pies descalzos, tropezando o sin tropezar, da igual, sé quién eres, sabes quién soy, al final. Toca mi piel con la punta de tus dedos, besa mi aliento, aunque nada llegue a cambiar, al final todo esto permanecerá.


Elba.