Leaving on a jet plane

jueves, 4 de diciembre de 2014

Una Conversación

—Y tú, ¿Cómo andas?
—Yo bien, suspendida en el tiempo.
—¿Y eso?
—Así me siento desde hace cuatro años.
—¿Porqué?
—Pues desde que cumplí 23 años siento que el tiempo no pasa, y siempre que estoy sola me siento así, suspendida. Dime, ¿Tienes miedo a quedarte sola?
—No creo, tal vez sea tan arrogante que no creo quedarme así, pero como veo al mundo, sí es probable. No sé, nunca me había detenido a pensarlo. ¿Porqué la pregunta?
—Ver cómo te sientes, me hace recordarme, amor, celos, coraje, impotencia, falta de dignidad, ganas de soltar pero miedo al mismo tiempo. Te ves envuelta en situaciones que jamás habrías tolerado, según tus valores y amor propio. Pero sabes, una vez que superas eso, el dolor se vuelve más "anestesiable", o simplemente le restas importancia.
—Pues cada vez es más anestesiable o nos volvemos más apáticos.
—Sí, tú y yo vivimos diferente y somos diferentes, sin embargo, las dos llegaremos a esa sensación, Bueno, yo estoy en ese punto de mi vida.
—¿Qué? ¿Crees que terminarás sola?
—Siempre lo he sentido. Quizá muchas personas lo piensan y lo dicen, pero inconscientemente abrigan una esperanza de estar con alguien al final. La mayoría se encierra en que deben tener pareja para ser felices.
—Es suicida ese pensamiento.
—Tú eres diferente a millones de comunes.
—Tengo a la música, la verdad, sería nada, eso me salva.
—Y eres un alma vieja.
—Tocando aquel tema, yo no sé cómo pueden llevar una amistad, creo que yo no podría.
—No es tan difícil como parece, sabemos que no puede ser.
—Pero es veneno para el alma, y para sus respectivas relaciones, ¿No crees?
—No, no creo, pero hablo por mí. Tal vez si tuviéramos la noción de que sí puede ser, las cosas serían totalmente distintas. En estos momentos no hay miedo, las palabras se vuelven indefensas, incluso un te extraño que cae como brisa a las ruinas del interior y deja un sentimiento de cosquillas y ansiedad, se torna inerme, hasta un flirteo agresivo se siente débil, lo puedes absorber pero no invade, ni desata tanto caos dentro de la vorágine del pensamiento diario. Inclusive, aun cuando los flirteos agresivos, los celos disimulados y los te extraño detonados pudieran dejar pequeños restos de pólvora que siempre encienden aquellos melancólicos, nostálgicos, anhelantes y pasionales recuerdos resguardados en el búnker de nuestra mente, todo se atempera con un balde frío de realidad actual. Cualquier pensamiento extemporáneo es interceptado por la imagen de su vida allá, de la mía acá. Quizás ese sea el secreto de nuestra "amistad", como le llamas. En fin, hablando de música, escucha esto, es mío...




viernes, 12 de septiembre de 2014

Blanco como una nube.

Estaba esperando un paquete para entregarlo, me habían dicho que iba dirigido al Papa, que pusiera mucho cuidado cuando lo recibiera porque era para su uso personal, algo tan importante que no debían retrasar más su llegada y si lograba llevar el paquete a salvo iba a mostrar mi valía para el equipo. Esperé con ansias, sentí que estaba en una misión crucial.
Minutos después vi acercarse a un encapuchado, cuando llegó hasta donde yo estaba me dijo que revisara que todo estuviera completo y se fue. Pensé ¿cómo demonios voy a saber si está completo? Ni siquiera sé qué se supone que viene adentro. Abrí el paquete, jamás hubiera imaginado lo que había dentro, era un corazón humano, lo observé por unos segundos y de pronto supe que tenía que revisar dentro. Corté con unas tijeras el inicio de la vena superior o la arteria aorta, no sabría decir, jamás he tenido un corazón en mis manos ni he visto uno tan de cerca en vivo, sólo sé lo que hay en ilustraciones y lo que escuché alguna vez en la escuela, entonces por eso digo, debería haber sido el inicio de la vena o de la arteria, lo corté para poder revisar al interior, poder meter mis dedos, que con guantes eran poco más gruesos. El corazón aun latía y cuando al fin sentí algo diferente de lo que se supone que hay en un corazón, lo tomé con mis dedos índice, medio y pulgar para sacarlo. Ahora viene lo que, en esos momentos, revolvió mi mente, era una bolsita con cocaína, ¿qué carajo tiene que hacer el Papa con una bolsa de cocaína? ¿Para qué?

Regresé la bolsita a donde la encontré y tomé camino. Al llegar con el Papa le entregué el paquete, con gusto lo recibió y yo me retiré. Mientras caminaba de regreso no podía dejar de pensar ¿Porqué cocaína? ¿Para qué la cocaína? ¿Qué rollo con eso de la cocaína?
Entonces desperté.
Lo curioso es que al despertar, estaba muy exaltada, irritada conmigo misma porque en el sueño mi mente dio demasiadas vueltas al hecho de que en el paquete había cocaína sin siquiera cuestionar un poco el porqué del corazón humano, que incluso aun latía.
Bienaventurado mundo de mis sueños.

sábado, 9 de agosto de 2014

Nada para el alma.

Bueno, quedan 21 minutos para poder retirarme del trabajo, justo otro capítulo de "Friends"...

Han pasado cinco horas de que me dieron la noticia, y no puedo ni mencionarlo, el nudo en mi garganta se hacía presente entre cada episodio y puede llegar a ser desgastante. Con el tiempo muchas personas suelen alejarse de otras, no por miedo a enamorarse, sino por miedo a todo lo que conlleva caer en el amor, salir herido es regla. Le temen al dolor que no se siente en algún órgano en específico, o en una extremidad, por citar otro ejemplo; es temor a ese dolor generalizado que nunca se sabe qué hacer con él. Hace tiempo que tengo esta armadura, no contra el amor, sólo resguarda fibras sensibles, las mismas que hoy han sido expuestas. Como eso de las 12 hrs. tuve un pensamiento merodeando por mi mente, las palabras de mi madre se hacen presentes, "no quiero más perros", y no es que no quiera más, es que duele cuando pierdes a uno y yo simplemente no puedo soportarlo, me vuelvo cobarde.

Así que preferí venir al blog y escribir un poco durante estos minutos antes de salir a la luz de la tarde. Un día oscuro, triste, una batalla más para mantenerme en pie, la vida a veces parece no tener sentido y estoy tan lejos de la luz de mi pequeña Iris, me refugio en mi soledad, me refugio en el silencio.

No quiero hablar. Y no quiero que escuches lo que te cuentan mis ojos.

lunes, 21 de julio de 2014

Al dormir.

Hoy escribo porque busco letras que encuentren el rincón justo del laberinto donde me he escondido.

Hay momentos en los que simplemente corro y no quiero que nadie me alcance, los mismos en los que precisamente me persigues, hoy que estás aquí, me invades, no me dejas ir para poder regresar un poco tranquila. Tocas cada parte de mi ser a la que no quiero que nadie se acerque, y yo quiero arrancarte las manos, y preguntas todo lo que no quiero contestar. Desespero.

Luego dices que me vas a dejar y pienso que es lo mejor, porque yo no puedo. Mientras intento sostener tu corazón, tú insistes en recoger mis pedazos, y tus heridas cada vez son más grandes y mis ratos de cordura cada vez más fugaces. Sé que no me voy desmoronar si te vas, arena convertida en piedra. Es cuando dudo de un sentimiento que me calmo, no tengo miedo de sentir, le temo a lo que no siento. Y ahí estás, esperando, amando, peleando, me buscas y me encuentras, aun así te aferras a una idea, y yo que puedo vivir sin ti, me anestesio. Esto es lo que soy. La ira, las dudas, los muros, soledad, decadencia, ruinas, sonrisas vagas, caricias, besos, gritos, música. Y entonces duermes...

Al lado de este ente yace un pedazo de cielo, duerme con los labios y los ojos entre abiertos, suave y térmico. Respiro profundamente y te observo, te abrazo, y con estas, mis manos siempre frías, me enredo en tu cuerpo y te respiro, descanso mi frente en tu espalda... y te amo. Te amo entre sueños.
¿Qué hago sin esas manos que se aferran a mis brazos y me abrazan a tu pecho cada vez que duermo?
¿Qué hago sin tu olor? Tu cabello. Sin tu cuerpo adherido al mío mientras duermo.

Es que yo, yo te amo mientras duermo, antes de los sueños.

jueves, 13 de marzo de 2014

Hoy te vi

Hoy salí y me senté de nuevo en la banqueta, y te vi pasar, con aquella calma con la que se acaricia al viento, con la que se detiene el tiempo. Me miraste y sonreíste un poco, yo me quedé pasmada y te mantuve así, frente a mí, tratando de leer en tus ojos si sabías mi secreto, quise caminar hacia ti pero no era dueña de mi en ese momento. Parecía eterno, sin fin y al no poder moverme yo esperaba que caminaras hacia mí, pero no lo hiciste. Y allí estabas, inmóvil, sólo podía percibir tu respiración, un minuto después miraste al lado como considerando seguir tu camino y regresaste la mirada hacia mí, sonreíste de nuevo y con un abrir y cerrar de tus ojos supe que lo sabías todo, diste un paso y un suspiro, “hasta mañana” dijo tu voz y yo sentada en la acera te vi partir, jurándome a mi misma que mañana aquella banqueta sufriría ausencia de mí, y guardé esa imagen de ti y recogí tu fotografía tirada en el suelo, la coloqué junto a las demás, las que llevo guardadas en este armario imaginario y de vez en cuando cuelgo sobre el oscuro del firmamento para contemplar también a las estrellas.

martes, 25 de febrero de 2014

Del otro lado de la barra.

Hoy te recuerdo, hoy pienso en ti y le doy un trago a la botella de agua que recibí en la terminal justo antes de comenzar a escribir. Sabes, siempre reconozco a quienes en otras vidas me han marcado, lo malo de esto es que nunca recuerdo si es la marca de una dulce caricia o una cicatriz. Pero sea lo que sea, si te reconocí de esa manera aquella tarde gris en que te volví a ver es porque en algún punto de aquellas vidas sonreí por ti.

Hoy vi tu nombre y eso me bastó para sonreír, de la misma manera en que se sonríe después de que un perro ha mordido tu barbilla… con dolor, y aunque a veces te recuerdo con la misma sonrisa que me invade cuando me siento feliz, siempre me interrumpe aquella desilusión. Aun me dueles y no es porque mi alma necia no te deje ir, hace mucho tiempo te solté, pero así soy yo, amo con los nudillos, con los dientes, con las uñas, con el pensamiento, y el dolor que se recuerda con una canción, con un aroma, con algún rincón en alguna ciudad, es el que se queda y vive para siempre aquí; “eres una persona melancólica” dijiste aquella noche del otro lado de la barra y yo me quedé mirándote dos segundos, imaginando que en otra vida te respondí con un beso, tal vez hice un gesto, no lo recuerdo. Y le doy otro trago a la botella de agua, deseando que fuera ron y pienso que quizá nunca exististe y sólo te inventé en mis sueños más lúcidos, que tal vez esa noche tirados en un colchón en la sala de aquel departamento escaso de muebles, cuando llevabas una playera amarilla que odié y amé, sólo era yo, echada ahí mirando tu espejismo ansioso e imaginando lo que pudieras decir, o aquel amanecer tendidos en la azotea de la que fue tu casa, cuando derramaste tu bebida no sé cuántas veces y me enredé en una colcha con mis nervios, me fui un momento antes de que decidieras trepar por la ventana para ver salir el sol; probablemente el día que se nos oscureció el asta bandera sobre las rocas, frente a las fuentes y terminamos sentados en el puente mirando el río, fui yo viendo morir el día, sola con mi fantasía, y los días 11 de aquel mes frío, tibio y melancólico en el que naciste, sí los pasamos juntos pero fueron más fríos que tibios, y no fuiste tú quien me dijo “te amo” cuando tenías a alguien más y no fui yo la que no pudo responder, no fui yo quien evitó mentir o decir la verdad; quizá nunca aventé mi corazón a las vías del tren por ti y no aposté esperando perder desde un principio y no te amé a pesar de que el viento jamás estuvo a favor, y sí me importó el riesgo, y cerré puertas y ventanas para no verte nunca… invariablemente.  Y por ende no soy yo la que trata de escribir hoy que ya no quiere nada, que aquel para siempre no lo es, que ya no lo siento, que te quiero fuera porque esas pocas canciones, el escaso aroma, los unos cuantos rincones de esta ciudad me van a trasladar no a esos momentos que tal vez jamás existieron si no a los que viven hoy y me hacen comprender menos a esta mente insensata e imprudente que siente necesario archivar en lo más profundo de mi ser las memorias de mis nostalgias del pasado.

Qué te puedo decir, soy una necia alma sin descanso que se ha enamorado frenéticamente, o simplemente se ha enamorado, que amar sin frenesí no es amar.


http://historias-irrelevantes.blogspot.mx/2013/05/antes-del-amanecer-del-atardecer-al-anochecer



Elba González. Marrujo.