Leaving on a jet plane

viernes, 27 de mayo de 2011

«Es que no entiendes el lenguaje de mis manos»

Descansando en la arena, hombro a hombro, tus dedos nadando sobre entre los mios, mirando el cielo oscuro, las estrellas brillando, la noche respirando, de pronto tu voz rompe el silencio:
-¿Cómo suenan los sentimientos? ¿A que saben? ¿Se puden ver?- ...Miré lo que pude de tu perfil pegado al mio, suspiré y respondí:
-No los puedo ver como tales, sólo sé que los siento cuando te veo, tu sonrisa, tus ojos, cuando te sueño, cuando veo tus manos enredadas en las mias, si observo esa expresión de que me dices y no dices nada cuando tus ojos me hablan, -sonreí- analizándolo puede que se vean como tú -escuché tu risa y seguí- talvez no te sirva mucho lo que te digo, pues no existen argumentos reales solo son palabras merodeantes en mí -sucedieron 4 segundos de silencio... y te dije: Tienen sabor, saben a tus labios, a tu lengua, saben a esa noche que nos besamos, cuando te rehusabas a dejar que el momento te robara el corazón, cuando dejarse llevar para ti era un dilema, saben hasta al momento en que no quisiste besarme más, saben a tu boca, a tu aliento, saben a tu piel... Y huelen a la mezcla entre tu perfume y tu esencia, sí, para mí los sentimientos también se pueden percibir mediante el olor, para mí los sentimientos huelen a ti.
Continuamos contemplando la noche durante algunos minutos, sin hablar, extrañamente a ratos las palabras se me van, quizá sea por que no puedo expresar con ellas lo que me inunda y me invade, lo que me recorre cuando ahí estás, a mi lado, junto a mí.
Entonces me dijiste: "Mira las estrellas" -nuestras manos seguían jugando y yo pensando si supieras, si tan solo supieras, pero es que yo no sé y mientras yo no sepa, tú no debes saber- Corría el viento, ya era madrugada y teníamos que volver, volteo a verte, me acerco más a ti, y con mi barbilla sobre tu hombro, empiezo a grabar pequeños y entrecortados besos sobre tu piel, casi llegando al cuello, respirándote, pero observándote; con tu otra mano acariciaste mi cabello, levantaste mi rostro "¿Me vas a decir que los sentimientos suenan a mi voz?" preguntaste, a lo que respondí: 
No, cuando los sentimientos se vuelven sonido es por que estás escuchando una canción...
Nos quedamos compartiendo miradas, me acerqué a intentar besarte, rozando tus labios con los míos, a punto de tocarse, a punto de mojarse, tú y yo casi sin aliento y nos evaporamos.

Elba.

domingo, 15 de mayo de 2011

Ese día... Justo ese día.

Ese día abrí los ojos, hipnotizada quedé y no lo pude evitar, no era el brillo tenue que no puedes dejar de ver, ni fue la belleza que deslumbra y siempre hace ceder, fue más que eso, como un imán, algo más, algo más que la sensación de atracción o la fuerza de gravedad, simplemente era difícil la mirada desviar.

No sé si fue que los planetas se alinearon pero de pronto nada tenía sentido y esa libertad tan pronunciada en mí, comenzaba a hacer efecto, lo que venía construyendo, esa claridad que tenía mi vida, la tranquilidad, todo se empezó a alterar y conforme más mis ojos clavaba, mis sueños se abrían más y más, sensación inevitable, intrigante, misterioso momento.

La tierra tembló, había un corto circuito, electricidad cada vez que nuestras miradas chocaban, la tuya se desviaba, tal vez no lo soportabas, tal vez no te agradaba, o lo contrario y te asustaba. No sabía lo que estaba pasando y tampoco trate de entender... Sólo sé que fue ese día, justo el día en que te volví a ver.

Elba.


sábado, 7 de mayo de 2011

Interminablemente, inagotablemente, desesperadamente.

Escucho el sonido lento, despacio, a bajo volumen y no quiero abrir los ojos, después de un buen insomnio sería bueno dormir dos horas más. Acostada frente al techo, doy un medio giro a la izquierda y sin abrir los ojos recuerdo porqué siento el frío... Estoy tendida en el suelo.

Luchando contra mi mente, tratando de convencerla para volver a los brazos de Morfeo, el sonido aumenta su volumen y, acompañado de una dulce canción al fondo logran un parpadeo que permite entrar la luz en mis ojos, aunque con fuerza los cierro ahogando mi rostro en la almohada, el sonido crece más, la canción grita y tú apareces claramente, dulce y suavemente, en mi mente. Un suspiro sale profundo, comenzó el día.

En negación por no lograr dormir de nuevo continúo recostada viendo el techo, y sin nada que hacer comienzo a planear el día, acomodo las horas de manera que no haya huecos de soledad, al menos no de más de veinte minutos; me levanto y el sonido ha desaparecido... Pero la música sigue contándome de ti.

Elba.